Sobre mi

Mi relación con el mundo de la imagen llegó a los 18 años, cuando escogí una de esas asignaturas en las que piensas que no vas a aprender nada, Comunicación Audiovisual.

 

Me enamoró la forma en que se narraban determinadas historias. Esos pequeños detalles que al final suman y hacen que todo cobre sentido. Desde ese momento supe que mi profesión iba a ser vocacional e iba a estar relacionada con el mundo de la imagen. 

 

Aún así, cuando terminé mis estudios en Audiovisuales, nunca imaginé que acabaría siendo fotógrafo de bodas. Siempre me parecieron  aburridas para alguien que está en pleno proceso creativo.  Pero… ¡me equivoqué! Hasta que no entras de lleno en el mundo de la fotografía no descubres que un evento social como es una boda te da infinitas oportunidades para ser creativo.

 

Lo que más me fascina de esta profesión no es la fotografía en si. Sino la oportunidad que tengo de trabajar con personas que viven momentos tan especiales. Personas que rebosan felicidad por los cuatro costados.